reclusorio oriente 2

las puertas se cerraron... todas ellas. eran 7 en total desde el patio de visitas hasta la salida a la calle. nunca más volveríamos a entrar. nunca más los volveríamos a ver.

nos sentamos afuera como cada lunes, con la vista de frente al reclusorio. las paredes nunca tan grandes y lejanas.
quién sabe qué pasaría adentro de ahora en adelante, sólo quedaba imaginar el futuro de aquellos a quienes conocimos, nuestros compañeros de trabajo del semestre, nuestros retos de algunos días, cómplices en otros... un grupo que nos acogió como si estuviéramos adentro con ellos todos los días, que nos agradeció por hacerlos sentir que estaban afuera, personas que al final, dejamos entrar también a nuestros propios reclusorios personales.... a fin de cuentas, nuestros amigos.

fue un día extraño, diferente.

llegamos con dudas acerca de cómo hacer el cierre, qué decirle a un grupo de personas que se abrieron con toda la confianza del mundo para hablar acerca de sus vidas, sus miedos, sus errores, sus culpas... sus todo pues.

cómo agradecer la confianza ciega, la participación constante, las explicaciones tolerantes y sencillas a problemas complejos y confusos.

cómo le dices adiós a alguien que en el fondo esperas volver a ver en un futuro, imaginando cómo es que será su vida en algunos años, llegando solamente a trazar un "lo que podría ser", sin nunca llegar a conocer concretamente lo que realmente llegará a ser.

cómo le explico a la gente que asisitir todos los lunes al reclusorio me hizo sentir más encerrada que nunca y más libre de lo que uno puede describir.

encerrada en una sociedad que tiene los ojos tapados, que quiere convencerse de que poner adentro de una celda al crimen lo apaga, sin darse cuenta de que lo potencializa. lo hace crecer, lo invita a mejorar, a apoyarse en el rencor, el miedo, el enojo y la desesperación para salir a la libertad y tratar de cobrar lo que se merece, lo que le quedó la vida a deber.

encerrada en un ideología en donde creía que existía la gente "mala" sin preguntarme el por qué era así...y por qué otras no. lo importante era tacharlas, señalarlas, alejarlas e ignorarlas... claro, la mejor defensa es el ataque... para qué preocuparse por alguien que no vale la pena...

no vale la pena??

en el reclusorio encontré y conocí 20 internos con características totalmente diferentes. personas con sueños, planes y pasados que nada tenían que ver, pero que se entrelazaban en un diálogo que sólo conoce y entiende el que ya estuvo ahí un tiempo, el que sabe lo que pesa el encierro, el que conoce el hambre de expresarse sin miedo, de actuar sin sentirse observado, de pensar en lo que sea menos en lo que no se puede evitar pensar... qué estoy haciendo?

adentro aprendí que la corrupción tiene cara de policía. de que el encierro es mayor para los que no pueden pagar una libertad condicionada. que los reclusorios son una lupa en donde todo se ve más grande, en donde el rencor crece si se es inocente, en donde la culpa duele mientras más se evite, que el miedo pesa si se está solo. que todos de alguna manera hemos estado ahí adentro y no nos damos cuenta.

freud dice que mientras más restricciones necesita una sociedad, peor está.

en realidad.... de qué nos queda libertad???

conocí a muchos internos que son mucho más libres que miles de personas que se encuentran afuera.

a tí que te encierra?



me quedo con las pláticas y el aprendizaje.
con la humildad de aceptar que los estereotipos matan, estigmatizan.
con la lección de que me falta tanto por conocer, tantísimo por entender... más aún por imaginar.

con una despedida que se quedó corta.
con ganas de seguir llendo.

con un globo de cantoya que voló... y cómo voló.

con sus regalos, con los detalles.

con caras y nombres, no con uniformes y años de condena.


con la broma de uno de los internos, que al despedirnos de ellos, comentó:

"de aquí a dónde nos vamos o qué?"

todos nos reímos.

....pero me gustaría saber....

de ahí a dónde....?